LAS CLAVES
Lo primero que hay que dejar
claro es que el primero y principal factor fue la suerte, porque
en esas condiciones de pista pude trompear mil veces y con una
sola vez hubiera bastado para perder la carrera o incluso quedarme
fuera. Afortunadamente cada vez que el coche hizo aquaplanning
pude controlarlo.
Por otra parte, al ver que
en clasificación palmábamos más de un segundo
cualquiera podía pensar que estaríamos desanimados,
pero había varias cosas que nos hacían ser muy
optimistas de cara a carrera.
Uno de ellas, como dijimos,
era la presión de las ruedas. Sabíamos que las
llevábamos mal en clasificación y que eso nos producía
demasiado deslizamiento. Solo con cambiarlas sabíamos
que ganaríamos al menos tres o cuatro décimas.
La primera carrera en realidad no las tocamos pero cambió
la pista, que viene a ser lo mismo, y ya estaban bien, y para
la segunda sí las cambiamos porque había más
frío y mucha lluvia. Acertamos.

El segundo punto era que sabíamos
que en la última vuelta de clasificación venía
mejorando nueve décimas, porque a medida que rodaba en
agua iba cogiendo confianza y apurando más. Ese crono
no aparecía oficialmente por haberse hecho ya fuera de
tiempo, pero nosotros sabíamos que lo teníamos.
Muy importante tambien analizar
los videos de la crono, donde se veían diferentes trazadas
y zonas de frenada. En dos curvas donde perdíamos tiempo
conseguimos localizar zonas de frenada fuera de la goma (la goma
en agua patina mucho) para poder apurar mucho más la frenada
y también mejores zonas de aceleración para traccionar
mejor. Ahí había también buenas décimas.
Todo eso nos daba además
el factor sorpresa: habíamos clasificado a un segundo
y una décima de Tarani, pero estimábamos una mejora
total de segundo y medio por vuelta que nadie sabía que
teníamos. No se trataba de ninguna estrategia previa, sino más bien algo casual, pero no dejaba de jugar a nuestro favor.
|